lunes, 24 de enero de 2011

Es el año 2027


Tenemos cuarenta y cinco años y es 28 de agosto. Estamos bajo una parra, hay niños que corretean bajo la mesa de piedra, un triciclo volcado y son las ocho de la tarde. Cantamos Perdió las alas, es el estribillo y nos desgañitamos. Igual que hace dieciséis años. Bueno, igual no: yo apenas desafino. Algunos de los niños mueven la boca y tararean la canción mientras juegan entre ellos. En la mesa hay vino y somos menos de doce, pero más de siete adultos que sonríen y disimulan mientras manchan el mantel y brindan porque todavía falta lo mejor.


miércoles, 19 de enero de 2011

Lechuga

Esta tarde una amiga me ha contado que estaba pensando en dejarlo todo para irse a plantar lechugas
- Las lechugas siguen un ciclo comprensible: una vez plantadas, crecen, y al cabo de unos días puedes comértelas. Eso es todo. No hay cabida para la incertidumbre. Recoges lo que siembras, como ha de ser- dijo.
Desde entonces sigo dándole vueltas.
Nunca he tenido dioses, y está vacía la silla de mi juez. No creo más que en lo que creo a oscuras y rara vez asumo la certeza. Por eso nunca he sentido especial inclinación por la lechuga. Y tal vez, también por eso, hace tiempo me embarqué en una incierta travesía de olas altas y círculos abiertos.
En uno de esos círculos me encontré con Karl Marx que liaba un cigarrillo con aires revolucionarios. Me explicó, mientras lloraba, que siempre ha habido clases, y que sólo el lumpenproletariado, informe, improductivo y regresivo, era capaz de soñar con libertad. Aventureros, artistillas, jugadores, escritorzuelos, licenciados, opositores.Qué anticuado- pensé. Qué bohemio- dije.
En otro de los círculos, conocí a Zygmunt Baumann, nadando al salir el sol por donde se desmorona el verano. Me explicó, mientras lloraba, cómo han cambiado las cosas. El ritmo-dijo-está en el agua. Y el agua, un día, acabará por mojarlo todo. El sexo, el arte, el miedo, el odio, la memoria. Qué madrugador- pensé. Qué lúcido-dije
Nunca he tenido dioses, ni una especial inclinación por las lechugas. Sigo siguiendo a tientas incertezas y de un tiempo a esta parte creo no haberlas encontrado.




domingo, 16 de enero de 2011

A Oliverio no se le importa un pito


No se me importa un pito que las mujeres
tengan los senos como magnolias o como pasas de higo;
un cutis de durazno o de papel de lija.
Le doy una importancia igual a cero,
al hecho de que amanezcan con un aliento afrodisíaco
o con un aliento insecticida.
Soy perfectamente capaz de soportarles
una nariz que sacaría el primer premio
en una exposición de zanahorias;
¡pero eso sí! -y en esto soy irreductible- no les perdono,
bajo ningún pretexto, que no sepan volar.
Si no saben volar ¡pierden el tiempo las que pretendan seducirme!
Ésta fue -y no otra- la razón de que me enamorase,
tan locamente, de María Luisa.
¿Qué me importaban sus labios por entregas y sus encelos sulfurosos?
¿Qué me importaban sus extremidades de palmípedo
y sus miradas de pronóstico reservado?
¡María Luisa era una verdadera pluma!
Desde el amanecer volaba del dormitorio a la cocina,
volaba del comedor a la despensa.
Volando me preparaba el baño, la camisa.
Volando realizaba sus compras, sus quehaceres...
¡Con qué impaciencia yo esperaba que volviese, volando,
de algún paseo por los alrededores!
Allí lejos, perdido entre las nubes, un puntito rosado.
"¡María Luisa! ¡María Luisa!"... y a los pocos segundos,
ya me abrazaba con sus piernas de pluma,
para llevarme, volando, a cualquier parte.
Durante kilómetros de silencio planeábamos una caricia
que nos aproximaba al paraíso;
durante horas enteras nos anidábamos en una nube,
como dos ángeles, y de repente,
en tirabuzón, en hoja muerta,
el aterrizaje forzoso de un espasmo.
¡Qué delicia la de tener una mujer tan ligera...,
aunque nos haga ver, de vez en cuando, las estrellas!
¡Que voluptuosidad la de pasarse los días entre las nubes...
la de pasarse las noches de un solo vuelo!
Después de conocer una mujer etérea,
¿puede brindarnos alguna clase de atractivos una mujer terrestre?
¿Verdad que no hay diferencia sustancial
entre vivir con una vaca o con una mujer
que tenga las nalgas a setenta y ocho centímetros del suelo?
Yo, por lo menos, soy incapaz de comprender
la seducción de una mujer pedestre,
y por más empeño que ponga en concebirlo,
no me es posible ni tan siquiera imaginar
que pueda hacerse el amor más que volando.


Oliverio Girondo

Liniers dice que a lo mejor...

sábado, 15 de enero de 2011

Presente



1. adj. Que está delante o en presencia de alguien, o concurre con él en el mismo sitio.

2. adj. Se dice del tiempo en que actualmente está alguien cuando refiere algo.

3. m. Obsequio, regalo que alguien da en señal de reconocimiento o de afecto.

martes, 11 de enero de 2011

Ha lugar

No hay distancia... la distancia engloba espacio y tiempo, por lo que si no hay distancia tampoco habrá lugar. Pero no: no hay distancia, sí ha lugar. La diferencia es que ahora los lugares ya no son tan concretos y delimitados. Ahora son ubicuos, cambiantes y múltiples. Y también se desvanece la distancia que los separa.

El otro día un amigo me hablaba del movimiento situacionista, una tendencia política y artística que persigue la creación de situaciones en las que un lugar y los elementos y personas presentes interactúan dando un nuevo valor al momento.

Un ejemplo podría ser el artista Jochen Gerz, con su monumento contra el racismo o su monumento contra el fascismo. En estos monumentos se elimina la importancia del objeto material y se impulsa la importancia del sentimiento colectivo, el lugar de la obra se traslada al espectador, creando una interacción más directa y estrecha.
Arte sin objeto (sin lugar).

(Plaza del Monumento Invisible)

Otro ejemplo es el arte callejero, que supera la frontera de las galerías y museos, invadiendo y reconcibiendo los lugares del espacio urbano. A través de Internet, el paradigma de la desaparición de distancias, el arte callejero se convirtió en algo compartido por todos a nivel global. Ahora cualquiera puede conocer a Banksy. Este artista de identidad anónima se coló en varias galerías de arte (como la Tate Modern de Londres o el MOMA de Nueva York) y colgó sus propias obras para cuestionar la validez de los lugares que supuestamente deciden lo que es arte y lo que no.

("¿Alguien se toma en serio este tipo de arte?" "Nunca subestimes el poder de un gran marco dorado")



(Graffiti en el muro de Cisjordania)

Podemos interrelacionar todas estas cosas porque No hay distancia.

viernes, 7 de enero de 2011

¿Tú pangramas?

Un pangrama es una frase que contiene todas las letras del alfabeto de un idioma:

No creo que Serendipia, Argonauta, Comilón y Escaramujo hayan bebido
zumo de kiwi bajo la lluvia con un niño taxista que fumaba en chanclas.