viernes, 18 de marzo de 2011

CADEIA DE PRANTOS


Hoje fui a peor mestra da história dos Mestres do Universo.

Pedagógicamente falando, porque mona fui bem mona, com umha chaquetinha branca, umha saia azul celeste…

Foi a classe de cuarto B a culpável de todo quanto aconteceu. É umha turma faladora e simpática, sempre insuportável, sempre indispensável, sempre meiga, sempre assassinável.

Sexta-feira, última hora, último esforço, último riso frouxo.

Reparto exames. Moi boas notas; algaravia. Um sobresaínte discute com um notável baixo. Um bem e um bem alto intercambiam tazos peganhentos sem recato. Um suficiente adeja e tira plastina celebrando o seu triunfo. Um notável alto, e Asperger nom diagnosticado, decide que é hora de marchar e pom o casaco.

«Nom é a hora. Polo menos escoitemos esta cançom que vos trouxe….»

Algaravia, algaravia, garavia, via, via, via, ia, ia, o.

Berro e reberro.

Decido e requeteberro: «Tendes todos dous pontos menos no exame. Por mal comportamento. Já nom há sobresaíntes, os setes som cincos, e os seises e os cinco estam reprovados.»

É Marcos quem abre a veda. Umha tímida bágoa sulca a sua bochecha. Noelia anima-se, fai força, e a sua face obscurécese até que consegue tingir a cara toda da cor dum guiri abrasado. Nese momento sobem-se ao carro Carlos, Natalia, Abdel, Mihaela, Marta Primeira e Marta Segunda. Unem-se preguiçosamente David, Julián e Patricia, que todo o fam com demora e lentidom. E xa por fim tiram tamén a toalha Angélica, Claudio e um Mohamed distraído.

O coro de pranteiros começa sereno enquanto eu tento explicar os benefícios do bom comportamento e as vicissitudes da pouca disciplina… Mas os choros aumentan e surgem soluços e ofegos…

Há cinco ou seis superviventes aos que o desgosto e nervosismo entrou-lhes polo outro lado, como a cocacola nas festas de aniversário, e em lugar de lacrimejar escápase-lhes um riso trampulheiro. Miram-me de esguelho com olhos saltimbaquis. Eu sorrio-lhes de volta; som os meus náufragos e devo rebocá-los a porto, assim que decido tomá-los de exemplo:

«Mas nom vos ponhades assim! Mirade que bem encaixam os castigos Fabio, Andrea e Lucas…»

A cara de Lucas pom-se séria. Entra-me o medo a perder un marinheiro mais e decido abandonar os exemplos e tentar com outra cousa:

«Tranquilidade, pequenos, nem que estivéssemos en Primária, a que vem tanta lágrima?»

Vaia, quería dicir Infantil…

«Claro que estamos em Primária!»

Berram sem consolo…

«Quería dicir Infantil…»

Tarde, querida.

O pequeno Abdel aproxima-se como gato caçador e esta-me chantageando em modo mutis: Colhe-me a mam enquanto chora e sorve os mocos. Marta Segunda está a ficar sen lágrimas e já nom pode mais com a pena de ver como o seu 9,5 se transforma num 7,5… Eu já nom sei por quem choramos nem por quem rimos, mais já passan dez minutos da hora do começo da fim de semana e tenho um chorom na porta, co abrigo posto e agarrado a sua mochila de rodas, que parece afogar na mais fonda das tristezas.

Nom o faças, digo-me unha e outra vez, de fazê-lo perderam-che o respeito, nom o faças… nom o faças… nom o faças… Aí vou:

«Está bem, petardos! Nom baixo as notas, nom choredes mais!»

Aginha nom vejo lágrimas, nom há nem umha soa pinga na aula, as suas caras estam mais secas que um campo andaluz. De golpe, aquelas faces rosas, vermelhas e arroxeadas som agora a viva imagem da ebriedade, da alegria e o alvoroço. Um espontáneo tira o casaco ao ar como se celebrasse a chegada da democracia. Outra emocionada rompe o regalo do dia do pai; do seu e do da sua companheira, que levam umha semana a construir e a decorar. E longe de se entristecerem, morrem de tanto rir e alçam os seus estropícios orgulhosas para que os vejam os demais.

E de pronto, a minha lapidaçom, o meu merecido, a fim do conto, a má nova em sobre enganoso e colorido:

Um novo rumor começa, acompassado esta vez, e estoura num berro alegremente bofeteador:

ESCARAMUJO OÉOÉ OÉ, ESCARAMUJO OÉOÉ OÉ, ESCARAMUJO OÉOÉ OÉ, ESCARAMUJO OÉOÉ OÉ, ESCARAMUJO OÉOÉ OÉ, ESCARAMUJO OÉOÉ OÉ, ESCARAMUJO OÉOÉ OÉ, ESCARAMUJO OÉOÉ OÉ, ESCARAMUJO OÉOÉ OÉ (Viva escaramujo! Viva escaramujo! Viva escaramujo!...)...

DAKISHIMERU

miércoles, 16 de marzo de 2011

Me despisté...




Y me di cuenta de que, no es por nada, pero creo que debemos sentarnos pronto en una cocina a beber una botella de vino...



Hoy ten miedo de mí

(Fernando Delgadillo)

Hoy que llevo en la boca el sabor a vencido
procura tener a la mano un amigo
que cuide tu frente y tu voz.
Y que cuide de ti, para ti tus vestidos
y a tus pensamientos mantenlos atentos
y a mano tu amigo.

La importancia de verte
morderte los labios
de preocupación
Es hoy tan necesaria
como verte siempre
como andar siguiéndote con la cabeza
en la imaginación.
Porque ¿sabes? y si no lo sabes no importa
yo sé lo que siento, yo sé lo que cortan
después unos labios
esos labios rojos y afilados.
Y estos puños que tiemblan de rabia
cuando estás contenta
que tiemblan de muerte
si alguien se te acercara a ti

Hoy procura que aquella ventana
que mira a la calle en tu cuarto se tenga cerrada
porque no vaya ser yo el viento de la noche
y te mida y recorra la piel con mi aliento
y hasta te acaricie y te deje dormir.
Y me meta en tu pecho y me vuelva a salir
y respires de mí
o me vuelva una estrella y te estreche en mis rayos
y todo por no hacerme un poco de caso
ten miedo de mayo
Y ten miedo de mí.

Porque no vaya a ser que cansado de verte
me meta en tus brazos para poseerte
y te arranque las ropas y te bese los pies
y te llame mi diosa y no pueda mirarte
de frente y te diga llorando después
por favor tenme miedo
tiembla mucho de miedo mujer
porque no puede ser.

sábado, 12 de marzo de 2011

Estoy en un refugio improvisado.

Recientemente hemos asistido a una serie de terribles catástrofes naturales: Haití, Chile, Nueva Zelanda, Australia, China, los nuevos chamanes de la izquierda clamaron que era una clara respuesta de la Tierra a nuestro maltrato. También obra de extraterrestres o sofisticadas operaciones militares. Pero no. No hay dioses ni demonios que expliquen esos desastres. Asisto en persona a uno de ellos, aquí en el centro de Sendai, Japón. Esto se llama Geología.

Estoy en un refugio improvisado en una escuela en el barrio de Omahi, en puro centro de la ciudad. Hace algo más de cuatro horas estaba en mi despacho de profesor Invitado en la Universidad de Tohoku. Todo estaba en orden después del susto de hace un par de días en que la tierra tembló, nos levantó de la silla, pero no nos sacó a la calle.

"Es fuerte pero esta lejos. No es el que esperamos", dijo mi colega el profesor Katsuo Tsukamoto mientras la Facultad se movía como un tiovivo. Hoy sí. Hoy el centro del seísmo estaba a diez kilómetros de profundidad y casi en la vertical de la ciudad. Según pronto supimos, 8,9 de magnitud. Me dio tiempo a pensar que debía desenchufar la tetera, los ordenadores, la lámpara. Poco más. Me uní a los que ya corrían hacia la escalera de seguridad. Pillé un casco de los que vi en el camino y baje a trompicones. Cuando llegué abajo la tierra seguía temblando. Me fui hacia un claro con muro al que me agarré. Traté de alejarme del muro para sentirlo mejor, para sentirlo más. Pero no me supe mantener en pie, tuve miedo y volví al muro. Y la tierra seguía temblando.

Mire al edificio que acababa de abandonar y que con su estructura antisísmica mantenía el tipo ante semejantes ataque, pues la tierra seguía temblando. Más de dos largos minutos, lo que tardará en leer este párrafo. Ya con las piernas temblando me uní a un grupo que empezaba a formarse en el jardín anexo. No hubo gritos. No hubo histeria, tanto que comenté si estaban acostumbrados, pero un colega comentó inmediatamente que había sido el mayor de su vida. Todo se organizó inmediatamente. Alguien tomó el mando. Con un altavoz empezó a dar órdenes que yo no entendía. Mi anfitrión estaba de viaje en Tokio, pero mis estudiantes que sabían inglés me tuvieron informado.

Después de que un piquete comprobara los destrozos, pudimos subir de seis en seis, comenzando desde el piso superior, a recoger nuestros abrigos pues empezó una fuerte nevaba.

Comenzó a llegar información sobre el seísmo. Todo el mundo tenía en mente Kobe y estaban preocupados por sus familias y sus casas, pero increíblemente la ciudad no parecía estar dañada, solo algunos incendios. El frío arreciaba y alguien ordenó cobijarnos a la entrada de un refugio que parecía menos dañado. Allí, mis alumnos empezaron a sacar cajas de víveres, agua, galletas y una lata de sardinas que guardo ahora por si hace falta mañana. ¿De dónde habéis sacado eso? "Llevábamos diez años esperándolo, profesor; está todo previsto". Todo organizado y además por gente que estaba entrenada para autoorganizarse. Entendí entonces que esta ciudad se había preparado para combatir a este monstruo que esperaban pacientemente. Y lo había hecho con las mejores armas que tenemos: con ciencia y tecnología.

No podíamos quedarnos en la universidad. Bajamos desde la Colina andando porque el tráfico estaba colapsado. Una pareja de estudiantes se ofreció a acompañarme para comprobar los destrozos en mi casa y llevarle a un refugio. Cuando me entere de que no quedaba en el camino de la suya, protesté, pero me dijeron que habían pasado un año en Bélgica, sabían lo que es no entender el idioma local y no me podían dejar solo. Seguimos caminando bajo la nieve y cuando al cruzar el puente sobre el río atisbamos la ciudad, no pude contener la alegría de ver a la ciudad en pie, sus casas enteras, sus rascacielos enhiestos, con algún rasguño, pero victoriosa. En la cara de los estudiantes noté el orgullo de la victoria. Habían ganado. El camino a mi casa fue una continua lección de comportamiento y al despedirse me dijeron: "Ya sabe profesor: esta noche lo importante es pensar que estamos vivos y que tenemos la obligación de seguir vivos".

Aquí, en el refugio no tengo noticias de la gravedad de los daños, aunque me imagino que el tsunami posterior ha debido ser tremendo. La tierra sigue -cinco horas después- enviando violentas réplicas que nos mantiene en vilo pero con la esperanza de salir de esta. Aunque a veces huela a azufre, no son diablos ni dioses quienes las envían, ni son ejercicios con bombas nucleares, ni es la tierra enfurecida con la humanidad. Esto se llama geología, es ciencia y es tecnología, y lo sabe un pueblo que quizás acaba de ganar una batalla histórica.

Juan Manuel García Ruiz es cristalógrafo, investigador del CSIC en la Universidad de Granada, y actualmente están en Japón, en la Universidad de Tohoku.

Fuente: El País, 11 de marzo de 2011.

miércoles, 9 de marzo de 2011

Ver la foto.JPG en presentación
-Monchi, Internet.

-(...).
                      -Internet, Monchi. Hala... a pasear por el mund@.
         By Monblog.



jueves, 3 de marzo de 2011

El Général: Hamada Ben-Amor



Oscar 2011 a la B.S.O de las revueltas populares en Túnez y en Egipto:
Tras publicar Rais Lebled ("La cabeza del país"), en el que el rapero Hamada Ben-Amor denunciaba directamente al presidente tunecino Zine El Abidine Ben-Ali, el Général fue detenido el 4 de Enero de 2011 y su canción se convertiría en el himno de la juventud rebelde de Túnez.