jueves, 30 de diciembre de 2010

Hacer trampas


NO HAY DISTANCIA, les decía, ni cerca ni lejos, sin valentía.

Valentina, que nacía en la habitación de al lado, justo en el instante en que mi madre pronunció mi nombre, ya lo sabía.

Sabia es la hora cuando regresa siempre a sí misma, siempre a su orilla. Preguntarle por el futuro es hacer trampas, ir a hurtadillas. Perder las alas. Volar con prisa. Callar que estás enamorado.

En verano las resacas traen postales del invierno. Viceversa.
En diciembre el día 30 se cayó del calendario. Viceverso.
A las nueve de la noche te despiertas por si acaso. Viceverso.
Hay relojes en la arena. Viceversa.

Resumiendo: NO-HAY-TIEMPO.

Tenía casi treinta años

Hoy, cuando me desperté, tenía casi veinticinco y casi treinta años y tenía sed y dolor de garganta. En el jardín no había escarcha, ni helada, ni rocío, no salía el sol por ningún lado, tampoco llovía ni soplaba el viento... no parecía invierno, ni navidad, ni treinta de diciembre. Parecía aquella fecha del golpe de Tejero visto por la tele años después, o aquella otra de la Revolução dos cravos, o el momento justo antes de una tormenta, o de una guerra, o de un estornudo... y además, las nubes parecían muertas. Nada se movía: ni las hojas de los árboles, ni el perro ni el gato. Tenía casi treinta años cuando no pasé de veintiocho.

miércoles, 29 de diciembre de 2010

En las aceras...



Y la verdad, todo el mérito es de Argonauta, que fue quien la inspiró. Bueno, sin Serendipia nunca habría sido posible, pues fue quien la escribió. Comilóndelacervo resulta imprescindible: la cantó y la tocó. Avishai no pinta nada, ese chico solo la compuso... Sin embargo, querido lector azaroso, no olvides nunca que de no ser por mí, jamás la habrías escuchado.

miércoles, 22 de diciembre de 2010

octubre

El mismo mar de todos los veranos
tiembla en mis manos y se encoge
suave como el peligro
limpio como el deseo
de tenerte cerca.
Tan suave como el peligro
que dejas caer de los labios
cuando al otro lado de la isla me preguntas
si valió la pena.
Menos mal que llevo en la guantera
canciones lentas para noches bravas
y que mueren de olvido las maneras
cuando es octubre y también me llamas.
El mismo sol de todos los compases
la misma voz donde guardé mi vida
cruzando el vértigo si hay que subir volcanes
de lava azul o añil de las despedidas.
Quién pudiera ser isla y retenernos
donde se acaba el mundo, donde la vida empieza
con la blanca memoria de la ola
regresando septiembre hacia su orilla.
Menos mal que tengo en las rodillas
tu andar vistiendo de algas el poema
devolver el pecado a las costillas
y robarle al reloj vicios y arena.
El mismo mar de todos los veranos
tiembla en mis manos y se encoge
suave como el peligro
limpio como el misterio
de tenerte lejos.
Menos mal que existen las cabañas
y hay domingos con forma de estaciones
y hay inviernos de pájaros raíces
y hay botones mostrándome el camino
y hay nostalgia.
Y al final de la playa lo recuerdo: NO HAY DISTANCIA.